Una marea verde colmó los alrededores del Congreso de La Nación, mientras los legisladores hacían historia. Tras una votación que generó dudas hasta último momento, la Cámara Alta aprobó la normativa con 38 votos a favor, 29 en contra y 1 abstención. Los votos de los cinco legisladores “indecisos” inclinó finalmente la balanza.
El 29 de diciembre de 2020, miles de personas se concentraron desde temprano para ser testigo de aquel debate que duró cerca de 13 horas. Cómo en el 2018, la Plaza de los Dos Congresos estaba partida en dos. De un lado, el color verde teñía el apoyo a la aprobación de la Ley, mientras que del otro, el pañuelo celeste mostraba su oposición a la misma. Pero finalmente, esta enorme problemática social, quedó enmarcada en la ley.
El aborto existe y es transversal a todas las clases sociales. La única diferencia es que las mujeres que tienen mayores recursos económicos, acceden a lugares menos riesgosos a la hora de realizarse un aborto clandestino. Y las que terminan muriendo, son las mujeres de los sectores más postergados. Pero el aborto existe y está presente en todos los estratos sociales.
Lo que se buscó con la aprobación de esta ley, es darle un marco legal a esa realidad. No es cierto que a partir de ahora, las mujeres van a salir a “abortar en masa”, como algunos sostienen. Eso es una falacia. El lema qué más se pregona para seguir con esta lucha es “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. Sin lugar a dudas, la educación sexual es el primer eslabón para erradicar definitivamente la existencia del aborto. Pero en el mientras tanto, el estado tiene que regular algo que es una realidad de muchas mujeres. Algo que existe. Y el aborto sucede pero hasta hoy se practica de manera clandestina. Y como consecuencia, siguen muriendo cientos de mujeres. Por eso la importancia de la aprobación de esta ley en nuestro país.
Paralelamente y precisamente por no ser legal, el aborto fue causa de detención y prisión para diferentes mujeres que atravesaron esa situación. Es el caso de Belén, la joven tucumana que había sido condenada a ocho años de prisión, de los cuales cumplió casi tres, luego de ser denunciada por un médico, en 2014, cuando llegó a un hospital con un aborto espontáneo. Cómo puede pensar uno en privar de su libertad a una mujer que decidió no gestar?
Esta realidad y la de cientos de mujeres, finalmente será otra. El pasado 14 de enero, el presidente Alberto Fernández promulgó la ley.
Argentina ya es parte de los países que siguen avanzando en la conquista de más derechos para las mujeres. El día del debate y la posterior aprobación de la ley, tuve la oportunidad de ¨ser parte¨. Como mujer, como periodista y como mamá. Mamá de 2 adolescentes de 13 y 17 años que pertenecen a esta nueva generación que pelea día a día para seguir conquistando derechos. Y ahí estaban Maia y Abril sabiendo que la lucha, había valido la pena.
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